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wiccalilith

VII

VII

        Bueno, después del parentesis para contar esa historieta de la vida de mis papás, vuelvo a mis peripécias infantiles.

         En realidad son pocos los recuerdos, muy puntuales eso si, pero pocos. Quizás no hay mucho que recordar, porque mi vida se limitaba a una rutina muy religiosa.

         Todos los dias al despertar tenía que hacer la oración matinal, de rodillas al lado de la cama, para dar las gracias por la noche de sueño y pedir por un buen dia. Desayunar a todo correr, y colegio.

         Mi primer dia en la pre escuela fue un poco traumático, como los dias siguientes (la verdad es que la cosa no cambió mucho). Era una niña muy tímida, uraña y apenas me relacionaba con mis compañeros. Solía colorear los dibujos con colores tan fuertes y apretaba tanto el lapiz que a la mitad del dibujo la profe siempre tenia que dejarme uno suyo ya que el mio se acabava. Por supuesto que cuando exponíamos todos en la pared del aula era el que mas se destacaba, eram terriblemente horrorosos, imaginate un conejo de estos de pascúa todo morado, de los pies a la cabeza pasando por su rabito. Los compañeros por supuesto se partian de risa, y yo me reía con ellos, pero que mas daba, si solo era un p. conejo sin importancia.

    En casa las cosas seguian su curso normal, oración del medio dia por la comida, tardes de reflexión, jugar en la calle... y esto si echo de menos, esta sensación de libertad que experimentas cuando juegas (los niños de hoy deberian jugar mas por su cuenta). Dejábamos que la imaginación hablara por nosotros y cada dia estámos en un mundo nuevo.

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