IV
Cuando yo tenía 4 o 5 años, vivíamos unos cuantos en una casa enorme de muchas habitaciones. Erámos, mis padres, mi hermano, mis tios (la hermana de mi madre y su marido) y sus 2 hijos, mis abuelas maternos y yo. Diez personas en una casa de de 6 habitaciones, cabe decir que la cosa estaba bien distribuida, pero erámos tantos... Mis tios y mis padres trabajaban todo el dia, mientras mis abuelos cuidaban da casa y de los crios.
En uno de estos pocos dias de lluvia nos tocaba jugar en el garage, y yo, como era la mayor, tenía la responsabilidad de estar atenta a los mas pequeños. Lo cierto es q hacia muy bien, cualquier metidura de pata de los demas alla iba yo contarlo tooodo a los abuelos para que les castigara (es que estos por seren mas pequeños siempre salían con la suya.
Pero, hubo un dia que me emocioné toda con una lata de colorines que encontré debajo del fregadero (una latita tannn vistosa) y me dió por preparar una buenaaa comida esta tarde. Cocí la latita ( o eso creo ) distribuí los platitos que teníamos (tambien de colorines) por nuestra mesita, robé una poca sal de la cocina, se la eché, llamé a todos ( es que jugabamos a las casitas y los demas estaban trabajando) y nos sentamos para tomar nuestro apetitoso desayuno.
Tranquilos..... Al final ( por eso creo en los milagros) apareció mi abuela para averiguar porque estábamos tan calladitos y pilló a mi hermanito con la cucharita casi, casi en la boca. Se dice de la historia que mi abuela se sentía muy agobiada en la cocina (cosa rara en ella, porque la cocina es donde mejor está sempre, le encanta) y fue a dar un paseo, jura que eso nunca le habia pasado. Fue cuando notó la casa muy silenciosa.
Lo peor de todo es que yo estaba esperando a que todos probara el desayuno para despues tomarlo yo, no iba a ser que sabía mal ¿no? ¡NIÑOS! que malos son algunos...
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